Durante tres años, Renacho Melgar ha trabajado un mural en el que conjuga la literatura y la plástica. A través de sus trazos ha retratado a distintas figuras del arte salvadoreña compartiendo en una gran fiesta.
Según Melgar, entre rostros, reinterpretaciones y pequeños guiños, ha plasmado, en el mezzanine del Café Luz Negra, en el centro de San Salvador, a 124 artistas. El primer retrato que realizó fue el de Sagatara (Salvador Salazar Arrué) y le siguió Roque Dalton. La literatura poco a poco fue tomando un espacio de la sala. A ellos se les sumaron Claudia Laras, Rafael Menjívar Ochoa, Pedro Geoffroy Rivas, Miguel Huezo Mixco, entre otros.
«El mural es una crónica sobre la memoria plástica y literaria que me influido. Es egoísta el mural, pero también es colectivo, es un homenaje a estos creadores, hombres y mujeres que han sido el rostro del país durante mucho tiempo». Entre los pintores retratados se encuentran Julia Díaz, Rosa Mena Valenzuela, César Menéndez, Toño Salazar y Carlos Cañas.
Para Melgar el mural se queda corto, porque al intentar abrazar la memoria del país nos enfrentamos a muchas bifurcaciones como el olvido, la diáspora, la guerra y la negación al arte. «La historia de la plástica y la literatura nacional no va en línea recta. Hay pequeños vacíos porque hay autores que nunca consumimos. Este mural es un ejercicio para intentar construir memoria».