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El desfile de los inocentes

Cientos de imágenes de pequeños infantes recorrieron las calles de Antiguo Cuscatlán, en La Libertad, en conmemoración de los Santos Niños Inocentes.

Texto: Raúl Benítez

Fotografías: Lissette Lemus, Melissa Paises y Raúl Benítez

Cientos de imágenes de pequeños infantes recorrieron las calles de Antiguo Cuscatlán, en La Libertad, en conmemoración de los Santos Niños Inocentes. Este año, decenas de personas agradecieron bendiciones concedidas.

Algunas familias participan en la procesión con antigüedades que van heredando de padres a hijos. Fotografía: Lissette Lemus.

Entre los favores solicitados por los feligreses está la salud de algún familiar, mantener trabajos o intercesión por familiares detenidos o encarcelados durante el régimen de excepción.

Los niños inocentes llevan distintos trajes, dependiendo de las bendiciones que las familias desean agradecer. La mayoría de las imágenes también tienen un nombre, que suele ser el de un familiar o un amigo muy cercano. Fotografía Lissette Lemus.

La fiesta, que se conmemora cada 28 de diciembre, recuerda a los niños inocentes que, según la tradición católica, murieron por órdenes del rey Herodes, quien buscaba acabar con la vida del niño Jesús.

Los niños son cargados sobre pequeños pesebres. Algunas familias tienen carritos alegóricos más elaborados con los que pasean a las imágenes por las calles de Antiguo Cuscatlán. Fotografía: Lissette Lemus.

Desde temprano, personas de distintos lugares visitan la ciudad para presentar a sus niños y formar parte de la procesión de los Santos Niños Inocentes.

Una vez finalizada la procesión, los devotos llevan sus imágenes hasta el atrio de la Iglesia de para su bendición. Fotografía: Lissette Lemus

El desfile es encabezado por la imagen de Santa Juana, una mujer qué, según explican las autoridades religiosas del municipio, salvó a muchos niños de morir, durante la masacre ordenada por Herodes.

Diana Mancía, 14, carga al niño Ángel. Su familia acompaña el recorrido de la procesión desde hace 15 años, cuando pidieron favores para su tío. Fotografía: Lissette Lemus.
Jorge Barillas ya no recuerda cuándo fue la primera vez que llegó, a sus 75 años sigue cargando a su niño desde la Cima de San Bartolo, en Tonacatepeque. Empezó a participar desde que era niño y ahora llega todos los años para agradecer y cumplir las promesas que hizo a su madre. Fotografía: Raúl Benítez.
Sobre su pesebre, Teresa de Jesús Jiménez, de 57, pasea a su niño Mario. Le puso ese nombre para dar gracias a las bendiciones que recibió su compadre. Llegó justo a las 3:00 de la tarde, solicitó permiso para salir temprano de su trabajo en Santa Tecla y alcanzó a formar parte del desfile, aunque fuera al final de la fila de los pequeños inocentes. Fotografía: Raúl Benítez.
Jorgito se llama el niño que carga Yolanda de Peña, de 60. Acompaña esta tradición desde hace 21 años, tras pedir favores de salud para su hijo, quien ahora tiene 33 años. En esta ocasión, Jorgito viene vestido de oftalmólogo, en agradecimiento a una operación en la vista que tuvo su hijo. Fotografía: Raúl Benítez.
Alejandra Cabezas tiene 24 años, empezó a llegar a la celebración desde hace 10. Durante los últimos cinco años que el recorrido se realiza, carga a un bebé con su mismo nombre y a Dodito, representando a su primo. “Mi mamá ya tiene 60 años y se le dificulta venir, ahora soy yo quien agradece la salud que mi primo y yo hemos gozado”. Fotografía: Lissette Lemus.
Héctor Lemus recorre junto al niño Alejandro la procesión, de esta manera recuerda, junto a su hermana y sobrinos, la vida de su madre, quien siempre compartió esta tradición con ellos. Fotografía: Raúl Benítez.

Durante la pandemia, la procesión fue suspendida durante 2020, debido a las restricciones sanitarias y de movilidad por el COVID 19. Durante ese tiempo, algunos devotos fallecieron o ya no pudieron llegar hasta las calles de Antiguo Cuscatlán, pero sus familias mantienen vivo el rito.

Antiguo Cuscatlán clausura la celebración de los Santos Inocentes, su fiesta patronal, con una tradicional “quema” de pólvora; para ello se cierra la calle principal del municipio para que las familias puedan llegar y disfrutar de las luces.

El atractivo principal de esta parte de la fiesta es la tradicional carrera del “torito pinto”. Esta consiste en distintas estructuras de madera que lanzan cohetes y pirotecnia al público, quienes ríen mientras esquivan las embestidas de estos toros de fuego.

Los toritos pintos recorren la calle principal de Antiguo Cuscatlán para la diversión de los visitantes. Fotografía: Melissa Paises.
Los visitantes capturan los momentos o los transmiten a través de sus redes para que parientes y salvadoreños fuera del país puedan también participar. Fotografía: Melissa Paises.
La mayoría de las personas que participan en la carrera del “torito pinto” son jóvenes. Fotografía: Melissa Paises.
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