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Gabriela Novoa: “Los genitales son pequeños paisajes en el cuerpo humano”

El erotismo es el tema principal en el trabajo de Gabriela Novoa. La joven pintora pretende incitar -a través del cuerpo humano desnudo- a un espacio de discusión que logre saltar los muros que construye la sociedad por medio de la censura y el reproche a hablar en público sobre sexo.

Por: Raúl Benitez

El erotismo y la sexualidad son temas centrales en el trabajo plástico y visual de Gabriela Novoa, una joven artista de 27 años que se ha dedicado los últimos años a la pintura como profesión. Dentro de su estudio cuelgan cuadros y fotografías que recogen la figura humana, desnuda y natural. Piezas con parejas que se besan, se tocan, que tienen sexo
y que se comparten y complementan.

La artista dice tener un interés didáctico por el cuerpo y con su obra espera acercar, a quien la vea, a su propio cuerpo, a llamar las cosas por su nombre y a ver la sexualidad alejado del tabú impuesto por la sociedad.

Empezó a transgredir en el arte desde que tomó los lápices y pinceles en la universidad. Con su trabajo no pretende cambiar la forma de pensar dentro de la sociedad, pero sí empezar una simple -y a veces no tan simple- conversación en la que se ayude a descubrir que hay bajo la ropa, en un sociedad como la salvadoreña, dónde el tema de la sexualidad se encuentra envuelto en distintas capas de pudor y recato, pero presente en lugares tan comunes como la música, la publicidad y pornografía.

“De la sexualidad se habla todo el tiempo, estamos bombardeados del tema; pero, ¿de qué tipo de sexualidad hablamos en la sociedad?”, pregunta. Novoa comenta que dentro de estas sociedades conservadoras hay una desigualdad sobre el acercamiento de las personas al sexo. “Para muchos el primer acercamiento al tema se produce con la pornografía, pero este es un tipo de educación misógina y desigual. Con mi trabajo busco visibilizar el cuerpo humano de una manera distinta”.

Para ella es importante que cada mujer pueda mostrar su desnudez como algo natural, sin sentirse marcada por los estereotipos comerciales. En fin, sentirse empoderadas con su propio cuerpo. Sus cuadros lo muestran. Mujeres que juegan con tocarse, parejas que comparten del sexo tocando vulvas y penes. Un disfrute del sexo, sin acartonamientos, simple y franco sexo. “Los genitales son pequeños paisajes en el ser humano”.

 “De la sexualidad se habla todo el tiempo, estamos bombardeados del tema; pero, ¿de qué tipo de sexualidad hablamos en la sociedad?”,


El desnudo como protesta de género

Su arte busca ser disruptivo. Que ayude a lanzar la pregunta de cómo cada quien vive o expresa su sexualidad, pero también es una herramienta para posicionar el tema de la igualdad. Novoa cree que que es importante hablar de género no solo en el arte, sino en todos los espacios que sea posible. “En la actualidad es lindo ver que hay un montón de mujeres que luchamos por empoderar a otras y por buscar un espacio. Movimientos como el que ha nacido alrededor de las denuncias sobre el acoso ayudan a que más personas se animen a denunciar. Esto antes se veía como algo tan natural, pero hoy estamos conscientes de que tenemos que luchar para erradicarlo”.

Para Gabriela, el movimiento es la gran herramienta que está ayudando a que las mujeres encuentren su propio espacio y se hagan notar. “A la mujer siempre la han tenido un paso atrás. Es importante que el arte también sea feminista, es importante que se convierta en una herramienta reivindicativa, de visibilización”.

Novoa sabe que los temas que trabaja en sus proyectos no siempre son cómodos de abordar. Ella proviene de una familia católica, donde hablar de temas relacionados al sexo estaban proscritos. “De ese tipo de situaciones es dónde empieza esa vergüenza al hablar sobre los órganos genitales. Siempre me llamó la atención que algo que es tan natural se aborde con tanto dramatismo”.

La censura también la ha marcado. Asegura que no todas las galerías están de acuerdo con su trabajo. Algunas galerías buscan trabajos sobre el cuerpo humano más tradicionales o que no busquen incitar como sus lienzos. La desaprobación de su arte no la molesta ni ofende. “En El Salvador me han censurado más veces de las que he expuesto, pero no lo veo como una forma de victimizarme, sino como un aliento”.

En los últimos años ha expuesto mucho en algunas galerías de Guatemala, donde nunca se le ha pedido que no exhiba sus trabajos. Le parece interesante que dos países vecinos y muy parecidos puedan estar tan lejos en apertura y pensamiento. “Cuesta un poco. Presentar a la sexualidad en el arte a veces se pone complicado, pero el arte que molesta y que es incómodo es necesario. Hay que conseguir que las ideas del espectador choquen para poder generar cambios”.

El Placer de educar con sexo

El diálogo de su trabajo con los otros es importante para la plástica. Mucho de lo que refleja en sus piezas proviene de experiencias y conversaciones con otras personas. “Platicando con otros siempre aparecen temas. En el colegio dicen que masturbarse es malo, y te hacen el símil de que para bailar se necesita de una pareja, pero si no te conocés, cómo le podés decir a alguien más qué te gusta y qué no. El placer tiene que ser una cuestión de ambos, una cuestión de aprendizaje”.

Desde su obra ha visto que se puede incitar a hacerse preguntas sobre el sexo y sobre el individuo. Ha presentado representaciones pictóricas de vulvas y penes a otras personas y no han logrado reconocerlas. “No conocen su cuerpo”, agrega. “Existe una falta de información, pero es porque siempre se ha tenido ese miedo o inseguridad de saber todo sobre nuestro cuerpo”.

A Novoa el cuerpo desnudo le parece la forma más linda del ser humano. Durante sus estudios universitarios empezó a investigar más sobre el cuerpo humano y se fue encontrando con los movimientos de los años 1960 en la época de la liberación sexual y el auge del feminismo. “Esa es la época en la que empezó la efervescencia de la libertad y la apropiación de nuestros cuerpos”.

Descubrió el trabajo de otros artistas como Annie Sprinkle, una educadora y exactriz de la industria pornográfica, quien a través de sus proyectos fotográficos y audiovisuales busca mostrar otros puntos de vista sobre el sexo como objeto y más cercanos a la educación sexual a través del arte. Uno de los trabajos más conocidos de Sprinkle fue una instalación en la que se acostaba sobre una mesa y colocaba una lupa frente a su vagina para inspeccionarla. “La gente se impactaba al ver este tipo de instalación, pero la intensión era una aproximación pedagógica al cuerpo de la mujer”.

“En El Salvador me han censurado más veces de las que he expuesto, pero no lo veo como una forma de victimizarme, sino como un aliento”.

Desnudos entre los dulces y el rosa pastel

El rosa es el color de Gabriela Novoa. Ella asegura que su uso busca crear un efecto de contraste. El uso de estos pigmentos dan un toque sutil a sus cuadros llenos de erotismo y sensualidad. “Yo veo al rosa pastel como poesía, como ese abrazo antes del golpe”. La artista dice que el rosa tiene la connotación del género femenino, pero que la aplicación sobre el cuerpo humano y el sexo se encargan de impactar al que se acerque a ver su trabajo.

Su inquietud dentro de la obra plástica le ha llevado a buscar otros lienzos: los dulces. Las mujeres de su familia siempre se dedicaron al bordado. En esas reuniones empezaron a recrear recetas familiares y entre olores y sabores empezó a trabajar con el cuerpo reducido a dulces. Buscó los moldes y empezó a trabajar en dulces en forma de vulvas, penes y pezones. “La idea no era solo mostrar el objeto de la sexualización, sino también trabajar en la desmitificación del arte”.

La experimentación con el caramelo le permitió crear diálogos con otras personas. Creó instalaciones en las que ponía sus creaciones y al momento en que las personas descubrían de qué se trataba empezaba la interacción.

Del dulce saltó a otros soportes. Tomó la empiñada y comenzó a dibujar sobre ella. Le llamaba la atención lo frágil del soporte, algo tan delicado que demandaba mucho cuidado, casi como una caricia en la piel. Sobre la golosina, a base de harina para pan, almidón de yuca y azúcar, comenzó con personas besándose, órganos sexuales y parejas teniendo relaciones sexuales.

“Trabajar sobre las empiñadas te permite llevar el diálogo a cualquier espacio. La conversación no termina solo en el lugar donde se expone o se realiza la intervención, sino que las personas se los llevan a sus casas, donde seguramente también será un tema de interacción”, agrega. Los soportes son múltiples, pero el mensaje es claro y único: quitarse la venda y hablar del sexo sin temor.



Gabriela Novoa en corto

Edad: 27 años
Fue profesora de Técnicas de Investigación Pictórica en la especialidad de pintura de la Escuela de Artes de la Universidad de El Salvador (Ciclos 2017 – 2018).
Ahora trabaja en la dirección de arte en el mundo audiovisual. Ha colaborado con el teatro del Azoro en su nueva obra sobre las violaciones sexuales “Polvo de Gallo”.
Actualmente forma parte del colectivo de experimentación audiovisual “Suave Leve” junto al cineasta Meme Flores.


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